Dos ratones en el Pitt Rivers

Para entrar en el Museo Pitt Rivers, tienes que atravesar primero el Museo de Historia Natural de Oxford. Lucas y Violeta están encantados; no es un museo como los demás. En la entrada hay un zorro disecado con un cartel que pone “Please, touch”. También se pueden tocar un hueso de diplodocus y un ciervo. Es la primera vez que se topan con una norma que quieren cumplir.

Un señor muy alto y muy negro se asoma por una puerta y nos llama. Quiere que entremos en un almacén en el que hay una leona disecada. “¡Tocadla, tocadla! Podéis meterle la mano en la boca si queréis. Es una leona. Son mucho más peligrosas que los leones. ¡Podría matarte así de rápido!”Es muy simpático.

Seguimos paseando. Hay un dodo disecado y un tiranosaurio rex (bueno, su esqueleto) que se llama Stan. La luz se cuela por las bóvedas de cristal; ilumina los esqueletos de ballenas que cuelgan del techo. Los días de sol se está muy calentito allí. Violeta se está portando regular. La siento en una silla para que piense un rato. Balancea los pies y mira a su alrededor. Al fondo del museo, detrás de Stan, hay una puerta en forma de arco. Pone en letras muy elegantes: Pitt Rivers Museum.

Violeta-Pitt-Rivers

Entrar en el Pitt Rivers es como entrar en un cómic de Tintín. Es mucho más oscuro que el Museo de Historia Natural. Del techo cuelgan embarcaciones (con su vela y todo) en vez de ballenas. Lucas y Violeta buscan los ratoncitos de madera que se esconden entre las calaveras, máscaras, escudos, figuras de madera… de las vitrinas, armados con una linterna y un plano.

Es la hora de cerrar. Nicholas le da una libra a cada uno para que se la gasten en la tienda. Lucas se decide antes: quiere uno de los ratoncitos de madera. Salimos al Museo de Historia Natural y esperamos. Lucas juega con el ratón hasta que aparecen los demás. Violeta también ha escogido un ratón. Entonces Lucas se da cuenta de que ha perdido el suyo.

Mientras lo buscamos, desaparece algo más importante. ¿Dónde se ha metido Violeta? Recorremos el museo, cada uno por un lado, intentando encontrarla. Lucas y Nicholas hacen guardia en la puerta de la salida. De repente, vemos pasar una centella con una camiseta roja. Es Violeta, que corre triunfante hacia su hermano con un ratón en la mano.

Llegamos hasta ella con la lengua fuera. Le estamos diciendo que hay que tener cuidado para no perderse y le hemos dado ya al botón del sermón cuando nos interrumpe: “Pero yo no me he perdido, he ido a por un ratón para Lucas.”

Nos cuenta muy seria como se ha colado en el Pitt Rivers mientras buscábamos el ratón. Es menuda y muy rápida, y el guarda no la ha visto entrar. En la tienda, le ha dicho a la señora de la caja: “My brother has lost his mouse, can I have another one, please?”. No se anda con rodeos. A la señora le debe de haber hecho gracia esta niña tan resuelta y se lo ha dado.

A Simón también le hace mucha gracia su hija, pero le dice que vaya a devolverlo porque ya hemos encontrado el ratón de Lucas. Yo creo que se lo ha ganado. Al final, acordamos que done la libra a la hucha del museo en vez…

Lucas-Pitt-Rivers

3 comentarios sobre “Dos ratones en el Pitt Rivers

  1. Ya estoy con lágrimas en los ojos. No se cómo he salido tan emocional de una madre a la que llamamos «cactus» (aunque ahora lo es menos), a mi todo me emociona. De tus historias no sabría decir si es cómo las cuentas o el hecho de que conozco a los protagonistas, pero estoy encantada de poder volver a leerte. Ya me he leido todas las entradas que has puesto hasta ahora, pero mi preferida es esta, con los ratones. Espero que volváis pronto a la isla sin verano, yo os esperaré, como siempre con los brazos abiertos.

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